La regla de oro está formulada de diferentes maneras a lo largo de la historia filosófica de la humanidad desde la antigüedad. En la filosofía cristiana aparece en boca de Jesús en el evangelio de Mateo, durante el sermón de la montaña, haga a los demás lo que usted quisiera que le hagan a usted.
También ha sido formulado en su forma negativa, llamado a la regla de plata, no haga a otros lo que no quisiera para usted.
En el siglo XIX, George Bernard Shaw propuso una variante precavida, no hagas a otros lo que quisieras que te hagan a ti. Sus gustos pueden no ser los mismos. Este última formulación ha sido llamada la regla de platino.
Esta última regla resulta más elaborada que las anteriores y más acertada. El problema que plantea está en encontrar una fórmula para encontrar la manera como los demás quieren ser tratados. En principio pareciera sencillo, pero el asunto está lejos de serlo, pues en las relaciones humanas, solemos ocultar nuestros sentimientos y motivaciones por extrañas y complejas razones.
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