¡Sí, ya sé!
Ahora vienen los biólogos evolucionitas a decirme que eso no es verdad.
Que los neandertales son una especie de hominidos paralela al Homo sapiens, pero no son sus antecesores directos.
Convivieron en Eurasia, unos 4.000 siglos y se extinguieron hace unos 40.000 años.
En su extinción están sospechosamente involucrados los humanos.
¡Qué raro!, ¿no?
Bueno, lo que pretendo plantear realmente, es que, nuestro cerebro, la manera cómo esta cableado, nuestro comportamiento y la forma de relacionarnos; no ha evolucionado en 5.000 siglos y seguimos siendo unos primates con ciertas comodidades de la vida moderna.
Y uso el término Neandertal, para asociarlo a una idea que la mayoría identifica como primitivo, antiguo, arcaico y, tal vez, indeseable.
Somos nómadas, cazadores y recolectores; viviendo una vida sedentaria, tecnológica, de acceso a nutrientes como nunca en la historia de la humanidad, a cuidados de salud antes impensables, a una longevidad promedio que se acerca al siglo de vida, muy contrastante con los 30 años de nuestros remotos antepasados.
Tenemos la pretensión de ser seres racionales, cuando realmente, somos absolutamente emocionales.
La mayoría de nuestras decsiones obedecen a impulsos emocionales y no a la comparación racional y objetiva de nuestras opciones.
Y eso, es cierto, en todos los ámbitos de nuestra vida, relaciones interpersonales, financieras, profesionales, laborales, nutricionales, de salud y todas las que quiera.
Si empezamos por entender esto y nos liberamos de nuestra pretendida racionalidad, damos un paso en la comprensión de nuestro comportamiento.